Aprender y comunicar son procesos que nos pueden parecer anodinos por el hecho de ser naturales para la mayor parte de nosotros. Sin embargo, para una de cada diez personas, supone una lucha diaria. A menudo, nuestra capacidad de procesar correctamente la información se ve afectada. En este caso, decimos que la escucha está perturbada.
En el tratamiento de la información, el oído desempeña un papel fundamental ya que es la principal puerta de entrada a nuestro cerebro. Capta los sonidos del entorno y los de nuestra propia voz, los transforma en estímulos eléctricos y los transmite al cerebro para que los analice. Aún más sorprendente, también capta nuestros propios movimientos y está íntimamente relacionado con nuestra coordinación, nuestro equilibrio y nuestro ritmo. Por tanto, interviene continuamente en nuestra vida cotidiana cuando hablamos, argumentamos, seguimos instrucciones, leemos, aprendemos, memorizamos o, simplemente, nos desplazamos.
